Son muchos los cultivadores con poca experiencia (y ojo, que no tener experiencia no es nada malo, todos hemos sido principiantes) que al cultivar plantas de Marihuana se limitan a regarlas con agua del grifo sin tratar. Evidentemente las plantas seguirán su ciclo y ofrecerán sus esperados frutos… esos deliciosos cogollos que tanto esperamos desde que plantamos la semilla, aunque muy probablemente con muchas carencias. Como regar
Pero la diferencia entre regar nuestras plantas como se merecen y regalar mal, es abismal. Una planta en una maceta de 15 o 20 litros mal regada os puede ofrecer una media 25 o 30 gramos de cogollos una vez secados, dependiendo de la variedad. Esa misma planta bien regada puede ofrecer entre el doble y el triple de gramos en cogollos una vez secos. ¿En serio vas a seguir regando mal? Como regar
Regar correctamente no tiene ningún misterio, solo debemos tener presentes dos factores de vital importancia:
1º El agua de riego
El agua que utilicemos para regar puede ser la misma que sale del grifo de nuestra casa, excepto en ciudades donde el agua del grifo proviene de desaladoras de agua del mar, como ocurre por ejemplo en muchas ciudades del Sur de España. Si es tu caso, debes buscar agua de fuentes que provengan de manantiales o agua que no contenga tanta cal ni residuos como la que ofrecen las desaladoras.
Si el agua del grifo no proviene de desaladoras, seguramente sera agua de calidad (puedes comprobarlo con un medidor de EC para comprobar la cantidad de nutrientes que tiene, debe aportarte una EC entre 0.1 y 0.4) y entonces podrás usarla para regar tus plantas, previo tratamiento.
El tratamiento es muy sencillo, para evitar regar con cloro, debemos almacenar el agua de riego en garrafas sin tapón o bidones por lo menos un par de días antes de usarla, de esta forma conseguiremos que el cloro se evapore. Antes de regar, debemos utilizar un medidor de acidez de agua, conocido como medidor de PH. La Marihuana tiene un sistema radicular débil y muy sensible, debemos regarla con agua que tenga la acidez (PH) bien regulada para que pueda absorber correctamente todos los nutrientes del sustrato (suelo, tierra).
Para cultivos en tierra donde las plantas estén creciendo, debemos ajustar el PH entre 6.0 y 6.2. Para cultivos en tierra donde las plantas estén floreciendo, debemos ajustar el PH a 6.5 para que puedan absorber correctamente los nutrientes que mas demandan en esta etapa (fósforo y potasio).
Por muchos abonos, estimuladores o inventos que utilices en tus cultivos…. si no regulas correctamente la acidez del agua de riego (PH), no conseguirás una buena producción ya que la planta no podrá absorber correctamente los nutrientes que necesita. Puedes encontrar medidores de PH digitales desde 10€ en adelante, échale un vistazo a ebay o consulta en tu grow shop de confianza.
2º La forma de regar
Como hemos comentado anteriormente, las plantas de cannabis tienen un sistema radicular (raíces) muy débil y sensible, es por ello que debemos regar con mucho cuidado de forma que el sustrato nunca se apelmace ni quede completamente encharcado.
Un buen truco para saber cuando nos toca regar, es meter por completo un dedo en el sustrato y comprobar el nivel de humedad que tiene. Si el dedo sale manchado con tierra pegada, el sustrato esta aun húmedo y no necesita ser regado. Si el dedo sale seco y observas que la tierra no está húmeda, es hora de regar.
Debemos regar con la ayuda de una regadera (de estas con muuuuuchos agujeritos en el extremo por donde sale el agua) de forma que no caiga un «chorro» de agua sobre el sustrato, ya que eso lo apelmazaría. No hay prisa, debemos regar con cuidado y despacio, esparciendo el agua uniformemente por todo el sustrato y con una cantidad de agua que moje el sustrato pero que no lo deje encharcado.
Las raíces, aunque estén bajo tierra, necesitan oxigeno y si encharcamos el sustrato… se ahogaran literalmente, pasando a pudrirse.
La experiencia es la mejor herramienta para saber que cantidad de agua utilizar, ademas de cuando utilizarla 😉