Los clubs cannábicos son asociaciones que pretenden cubrir una demanda social, sin embargo se encuentran envueltos en una ambigüedad legal que les obliga a moverse con cierto secretismo y extrema precaución. La regulación del cannabis sigue siendo una cuestión polémica y en proceso de aceptación en muchos países. Aunque los clubes procuran operar siempre dentro de los márgenes legales y fomentar el consumo responsable, suelen estar en el punto de mira de las autoridades más intolerantes. A pesar de todo, en España hay cientos de asociaciones de cannabis ofreciendo un gran servicio a la comunidad.
Qué es un club cannábico
Los clubs cannábicos, clubes sociales de cannabis (CSC) o asociaciones cannábicas, son organizaciones sin ánimo de lucro donde los afiliados pueden reunirse para consumir en un entorno seguro, privado y controlado. Estos clubes surgieron como una respuesta a las leyes prohibitivas contra la marihuana y, a diferencia del mercado negro, donde la seguridad y la calidad del producto son cuestionables, el club social es un espacio regulado donde se pueden compartir experiencias con personas afines y aprender sobre la cultura cannábica. Las asociaciones se basan en estatutos aprobados por el registro de asociaciones y llevan su actividad en un espacio alejado de la vía pública.
¿Son legales los clubes cannábicos?
La posesión y el consumo de marihuana en espacios públicos no es legal en España y está penado por Ley. Al mismo tiempo, sí que está permitido poseer cierta pequeña cantidad para el consumo propio, siempre en privado. Es decir, que el cultivo, la posesión y el consumo personal no es delito, según el código penal. Los clubs cannábicos pretenden ser espacios privados donde los miembros pueden disfrutar de este producto sin riesgo de multas por consumo en la vía pública. Además, los socios realizan un acuerdo de consumo compartido que permite al club prever la cantidad necesaria según el consumo de cada usuario, evitando así posibles acusaciones de distribución o tráfico.
El principal problema de los clubs cannábicos es que las diferentes actividades que se llevan a cabo, como el cultivo, la compraventa o el consumo compartido, no están reguladas específicamente en ninguna normativa, por lo que se encuentran en una especie de “zona gris” que puede dar lugar a una interpretación ambigua por parte de las autoridades o los Tribunales de Justicia. Esto quiere decir que aunque se sigan las normas establecidas en los estatutos, siempre hay algún riesgo legal para la asociación, que puede ser investigada o clausurada.
Beneficios de unirse a un club cannábico
A pesar de esta incertidumbre, los clubs cannábicos resisten en España, de hecho se calcula que en todo el país existen entre 700 y 1.500. La gran mayoría se concentran en Cataluña y País Vasco. Y es que unirse a una de estas asociaciones ofrece interesantes beneficios.
Entorno privado y seguro
En primer lugar, los clubs cannábicos ofrecen un espacio privado, seguro y confortable para consumir, y por lo tanto, sin riesgo de multas por consumir en la vía pública.
Producto de calidad
El cannabis que se ofrece en estos lugares es de buena calidad y libre de contaminantes, algo que no se consigue fácilmente en el mercado negro. En muchos casos se cultiva en la propia asociación.
Consumo controlado
Mediante acuerdos previos de consumo compartido, los clubes regulan la cantidad de cannabis que se necesita y gracias a esto, se evita el abuso y se favorece una experiencia de consumo controlada.
Comunidad
Los clubs cannábicos son mucho más que un lugar donde fumar. Son espacios sociales donde compartir intereses con los demás asociados. Generalmente se organizan actividades, talleres, sesiones de música en vivo, fiestas. etc.
Asesoramiento
Muchos clubs cuentan con expertos sobre cultivo de cannabis, consumo responsable o usos terapéuticos de la marihuana, lo cual puede ser un recurso muy interesante para nuevos usuarios o personas que quieran profundizar en el mundo de la cultura cannábica.
Menos riesgos
Los socios pueden obtener el producto en un entorno seguro, amable y respetuoso, por lo que se evitan peligros como fraude, abusos, sustancias adulteradas o cualquier otro conflicto propio del mercado ilegal.
Cómo se organizan
Un club cannábico se organiza de forma muy similar a cualquier otra asociación. Esto quiere decir que cuenta con una junta directiva, formada por un presidente, un vicepresidente, un secretario y un tesorero. Entre todos, se encargan de gestionar el club y tomar decisiones importantes. También suele disponer de un equipo de cultivadores, que son los responsables de cultivar y cosechar las plantas de acuerdo con la normativa vigente.
Por otra parte está el personal de distribución y atención a los socios, que asesoran a los usuarios sobre el producto disponible y se encargan de controlar la dosis. Estos clubes también suelen tener un equipo jurídico o responsable legal que se asegura de que todas las actividades que se realizan están en cumplimiento con la normativa.
Requisitos para acceder a un club cannábico
Los clubs cannábicos son clubs privados, lo que quiere decir que no puedes, simplemente, acceder en cualquier momento desde la vía pública. Hay que cumplir con algunos requisitos.
- Ser mayor de edad. La mayoría de edad en España es de 18 años aunque es posible que algunos clubs sean más estrictos y prefieran subir el límite a los 21 años.
- Ser consumidor habitual de marihuana, de forma medicinal o recreativa.
- Ser invitado por un miembro. Normalmente, una persona no puede afiliarse a un club cannábico sin la recomendación de algún socio. De esta forma se garantiza que los nuevos miembros son de confianza.
- Pagar una cuota. Cada asociación tiene una tarifa anual o semestral para cubrir el mantenimiento del club y el cultivo de cannabis.
- Ser residente en la zona. Algunos clubs piden que los nuevos socios sean residentes en la ciudad o la comunidad para evitar el turismo cannábico.
- Pasar una entrevista. En algunos casos el candidato es entrevistado para asegurarse de que cumple con todos los requisitos.
Hay cientos de clubs cannábicos en marcha en España que acogen a un gran número de socios, consumidores habituales de marihuana. El futuro de estos lugares siempre es incierto, pero se mantienen a flote en espera de una regulación que se encuentra, desde hace décadas, en el centro del debate político.