Las semillas de cannabis son un método de reproducción y de reserva de variedades muy importante, podemos guardar durante años un espécimen para cultivarlo después, conservando la genética original. Según su estado de conservación, una semilla de Marihuana puede durar de 5 a 10 años manteniendo poder de germinación, incluso más tiempo si se conserva correctamente.
Evidentemente una semilla “vieja” no va a tener el mismo poder de germinación que una semilla nueva, pero eso no quiere decir que no vaya a germinar o que no nos vaya a dar una planta de calidad igual que si partiéramos de una semilla nueva. Una semilla vieja se merece un trato especial, y si no se lo damos es muy probable que perdamos la semilla y no nos germine. Así que vamos a ver cómo germinar semillas viejas de marihuana intentando obtener la mayor tasa de éxito posible.
Para considerar que una semilla de cannabis es vieja debe tener de 4-5 años en adelante, con menos de esta edad suelen germinar sin darles un trato diferente. Las semillas viejas tardan más en dejar penetrar el agua al germinar, por lo que suelen tardar unos días «extra» en abrirse. Si en esos días no le damos buenos parámetros, es fácil que se nos pudra o se nos seque, perdiendo nuestra preciada genética.
El primer paso que debemos dar para germinar nuestras viejas semillas, es sumergirla en un vaso de agua con unas gotas de agua oxigenada durante 24 horas. El peróxido de hidrógeno (el agua oxigenada) reblandece la cáscara de la semilla, dejando que la humedad penetre antes en la semilla. El agua no debe estar fría en ningún momento, o correremos el riesgo de perder la semilla. Tendremos que mantener el envase alejado de fuentes de luz, y a unos 22º más o menos durante todo el proceso.
Después de las 24 horas en agua tendremos que pasarla a un medio con menos humedad, pero donde tampoco se nos seque o deshidrate por completo la semilla. Tendremos que hacer una cama de «papel de cocina humedecido» dentro de un tupper, colocar nuestras semillas encima y poner otra capa de papel encima, haciendo que llegue la humedad a la semilla pero sin estar encharcada.
El tupper debe estar en un lugar donde no baje de 22º, si es necesario como en invierno, podemos colocarlo en un lugar de la casa cálido donde no haya corrientes de aire y por lo tanto, grandes variaciones térmicas (dentro de un cajón en el salón por ejemplo).
En pocos días veremos cómo nuestras semillas empiezan a abrirse, como si fuera cualquier semilla recién comprada, ya que una vez sacan la raíz tendrán una velocidad de crecimiento normal. Lo único que la diferencia de una semilla nueva es lo que le cuesta penetrar a la humedad y algo de poder de germinación. Una vez tengamos la raíz fuera tendremos que pasarla al medio de cultivo, donde empezará su fase de crecimiento y enraizado.
Cabe decir que a veces más que por la edad de las semillas pueden fallar por mala conservación, ya que si están expuestas a altas temperaturas o humedades puede que las perdamos para siempre y no funcione este método. Hay variedades de semillas que están desde hace más de 30 años en el mercado, y hay gente que tiene paquetes guardados con recelo esperando el momento ideal para cultivarlas.
Así que si tienes semillas por casa que quieres conservar, es primordial que las coloques en un lugar fresco como la nevera, que las resguardes de la humedad dentro de su envase original dentro de un envase hermético, que no las saques de ahí si no es para plantarlas y que intentes que le dé la luz lo menos posible.
Si conservas bien las semillas de cannabis, tendrás un 80% más de posibilidades de que te germinen todas, frente a un 10% de las mal conservadas. Así que si piensas cultivarlas en un futuro, guardarlas en un buen lugar puede ser una garantía de germinación.
Y ahora que ya tienes los conocimientos, puedes germinar tus viejas semillas sin miedo a perderlas, volviendo otra vez a aquel sabor que disfrutaste hace años o a volver a tener ese plantón que te salió hace una década…