Muchos aficionados a la marihuana todavía desconocen el ruderalis, el tercer tipo de cannabis que existe además de sativa y del índica. Los expertos no se ponen de acuerdo en cómo considerar al ruderalis: la tercera especie de cannabis o una subespecie del índica por la similitud en algunos de sus características como el corto periodo de floración. No obstante, aunque su cultivo no está extendido entre los horticultores debido al poco interés que suscita para el consumo su perfil de cannabinoides, es la pieza imprescindible para la creación de autoflorecientes mediante su hibridación con cualquier variedad.
Origen del ruderalis
Aunque hay poblaciones de ruderalis en varios países alrededor del mundo, se cree que esta planta es originaria de Rusia, Asia central y Europa central, donde las temperaturas extremas con inviernos muy fríos y veranos cortos pero luminosos, han causado que este cannabis sea el más resistente de las tres especies.
Además, las inclemencias climáticas de estas zonas han provocado que el ruderalis posea un ciclo de vida realmente corto. Los ejemplares más rápidos pueden completarlo en 10 semanas, aunque lo más habitual es que tarden entre 12 y 14 semanas.
La facilidad de estas plantas para separarse de sus semillas ha permitido su supervivencia silvestre durante muchos años. De hecho, sus semillas pueden pasar en el suelo todo el invierno, incluso congelarse, y florecer con la llegada del verano o los días de luz. En este proceso de adaptación, la característica más valiosa que ha desarrollado esta planta es la de autoflorecer.
Autofloración del cannabis ruderalis
La capacidad de autofloración consiste en poder cambiar de fase dentro del ciclo vital independientemente de la luz externa. Es decir, pasar del periodo de crecimiento al de floración cuando lo dicte el reloj biológico o la edad del ruderalis, independientemente de la estación u horas de luz que reciba.
Esta habilidad la hizo ponerse en el ojo de muchos breeders en los años 70, los que comenzaron a cruzarla con variedades sativas o índicas, para dar paso a las famosas cepas autoflorecientes que se conocen a día de hoy.
Generalmente, el cannabis ruderalis entra en fase de floración, aproximadamente, tras 6 semanas desde la germinación, aunque depende del ejemplar. En este momento, habrá desarrollado entre 5 y 7 nudos, y completará su ciclo vital tras 10-14 semanas desde el primer brote.
Estructura de las ruderalis
Estructuralmente, las plantas ruderalis son más cercanas al cannabis índica. Son arbustos muy compactos, con una estatura que no supera los 80 cm de altura al finalizar su ciclo de vida. Una característica propia de esta variedad durante su crecimiento es la de emplear gran parte de su energía en crear tallos y ramas gruesas y robustas para aguantar su forma arbustiva, aunque las ramas no son abundantes. A su vez, las hojas son anchas y cuenta con limbos gruesos, similares a los de las índicas pero con una resistencia mayor.
Por lo tanto, los cogollos que produce son pequeños aunque relativamente gruesos. No obstante, su naturaleza salvaje y su espíritu de supervivencia le han proporcionado una gran resistencia a insectos y enfermedades.
Perfil de cannabinoides y terpenos
El poco interés por cultivar variedades ruderalis es debido a su pobre perfil de cannabinoides y terpenos. Por un lado, el THC que producen estas plantas no supera el 3%, por lo que los horticultores que buscan los efectos clásicos de la marihuana emplean otras cepas. Por otro lado, el nivel de CBD es más alto que el de una feminizada corriente pero no supera al del cáñamo. Esto deriva en que, a la hora de cultivar con fines terapéuticos, se opte por el cáñamo industrial tanto por sus beneficios terapéuticos como por sus tejidos, los cuales son útiles en otros sectores.
Por lo tanto, los efectos del ruderalis están lejos de ser potentes. Sin embargo, es una variedad muy aromática, una cualidad muy buscada a la hora de realizar híbridos con ella.
El escaso efecto de los cogollos de ruderalis, junto con su reducida producción, la han relegado a las manos de bancos de semillas y breeders que buscan crear nuevas genéticas con unas características específicas. Concretamente se busca crear versiones autoflorecientes de cepas exitosas que adapten elementos de ruderalis como su intenso aroma, su resistencia a los factores externos, su corto ciclo de vida o su estructura compacta para los cultivos más discretos o realizados en interior.