Seleccionar una genética basándose en su capacidad de adaptación y su resistencia a los ataques de hongos, es algo casi obligatorio al realizar un cultivo de exterior en zonas con bajas temperaturas, donde la aparición de hongos como la botrytis o el oídio es algo habitual. Algunas genéticas cuentan con características especiales que les permiten resistir perfectamente o incluso repeler los ataques de este tipo de hongos, lo que las hace idóneas para este tipo de medios.
Cómo encontrar variedades aptas para cultivar con bajas temperaturas
La gran parte de estas genéticas cuenta con gran predominio sativo, ya que cuentan con grandes ventajas en su estructura como una densidad menor en las flores o una mayor separación entre sus nudos. Estas características permiten una mayor aireación entre las flores, lo que reduce la posibilidad de formación de bolsas de aire caliente alrededor de estas, las cuales suelen ser una de las causas principales de que aparezcan los hongos.
Aun así, también podemos encontrar espectaculares híbridos o incluso índicas que soportan el frío, aunque su existencia es mucho menor. La mayoría de las índicas, además cuentan con 2 características muy favorables para el cultivo en zonas frías, como es una floración más rápida y una gran capacidad de producción de resina. Gracias a esa reducción en el tiempo de floración, los cultivadores de zonas donde el verano sea cálido pero el invierno entre con fuerza, podrán cultivarla y cosecharla antes de que lleguen los cambios de temperatura. La producción de resina no es un factor que influye en el desarrollo de la planta, pero sí que es un factor que se acentúa con el frío, lo que permite que saquen toda su capacidad de producción de resina a la luz.
Las genéticas ofrecidas por bancos de semillas holandeses suelen ser una opción ideal para cultivar en climas muy fríos, ya que durante generaciones han ido adaptándose a las condiciones climáticas de dicho país, lo que les hace contar con una resistencia extra frente a descensos de temperatura o altos niveles de humedad. En este tipo de climas el cultivo más común es el indoor, aunque también muchos cultivadores se ven obligados a plantar al aire libre, lo que crea la necesidad de desarrollar genéticas especiales para este tipo de climas.
Las 5 mejores variedades para plantar con bajas temperaturas
Biddie Early de Serious Seeds
Biddie Early de Serious Seeds es una de las genéticas más utilizadas por los cultivadores de exterior holandeses, ya que además de contar con una resistencia excelente a las bajas temperaturas, se desarrolla a una velocidad mayor que la mayoría de genéticas conocidas. Tal es su resistencia, que en 2003 se presentó a la competición mejor sativa en la High Times Cannabis siendo la única genética cultivada al aire libre, donde se llevó el segundo premio frente a plantas cultivadas en interiores. Forma una estructura media y muy ramificada, su distancia reducida entre brazos le permite formar plantas productivas sin alcanzar un gran tamaño.
Artic Sun de Flying Dutchmen
Artic Sun de Flying Dutchmen es una genética que solo podemos encontrar en versión regular, una sativa muy predominante que se desarrolla con gran fuerza sin importarle las condiciones del entorno, ofreciéndose como una de las mejores opciones para cultivadores inexpertos o para cultivar en medios hostiles. Su humo es uno de los puntos que más la caracterizan, ofrece una sensación muy dulce y suave al entrar en la garganta, sin provocar ganas de toser, lo que lo hace perfecto para los consumidores más delicados. Su efecto en cambio, proporciona una sensación de estimulación casi inmediata y muy alegre, con gran duración y un elevado número de posibilidades terapéuticas.
Alpujarreña de Pyramid Seeds
Alpujarreña de Pyramid Seeds es una cepa autóctona de España, concretamente de la Sierra de la Alpujarra, Granada. Esta genética se desarrolla en plena montaña aproximadamente a unos 1000m de altura del nivel del mar, donde las temperaturas inferiores a 15ºC son algo habitual, e incluso son típicas las nevadas durante el invierno. Muestra un color verde claro muy característico, aunque expuesta a bajas temperaturas se teñirá de ligeros tonos morados, especialmente las hojas cercanas a la copa central. Cuenta con una corta floración de solo 55 días gracias a su predominio índico del 90%, algo que influye también en el efecto, pues provoca una sensación corporal totalmente relajante. Cuenta con un sabor dulce, sutil pero muy marcado a la vez, en un humo denso muy notable en el paladar.
Pakistan Chitral Kush de Cannabiogen
Pakistan Chitral Kush de Cannabiogen es un claro ejemplo de que las índicas puras también pueden cultivarse en zonas frías, pues esta además presenta una resistencia inmejorable a los hongos y a las lluvias, que le permiten desarrollarse constantemente sin importarle las condiciones meteorológicas. Ésta índica todoterreno procede de las montañas del Hindu Kush de Pakistán, donde a diferencia de lo que muchos creen, alcanza temperaturas realmente frías al llegar la noche. Muestra 2 fenotipos claramente diferentes, uno de matices más rosados y sabor más frutal, y otro de tonos verdes más clásicos pero sabor más similar al del hachís.
White Widow de Dinafem
White Widow de Dinafem es otra planta todoterreno que no podía faltar en este catálogo, su gran equilibrio entre potencia y resistencia la convierten en una de las más cultivadas en los países del norte de Europa, aunque hay que tener cierto cuidado con las lluvias y los excesos de humedad. Esta majestuosa planta se alzó hace más de 20 años y a día de hoy se sigue considerando como una de las genéticas más potentes del planeta, además de que la capacidad de producción de resina es sorprendente. Su sabor cítrico/metálico invade la boca del consumidor produciendo una sensación dura, intensa y muy duradera, característica que heredan todas las genéticas en las que interviene en el cruce.
También tenemos la opción de desarrollar versiones autoflorecientes de nuestra genética favorita, por norma general suelen contar con una gran resistencia al frío, aportada en gran medida por su herencia Ruderalis. Esta cepa, de la que descienden todas las autoflorecientes, se desarrolla en las montañas de Rusia y Siberia, por lo que su resistencia a las bajas temperaturas es inmejorable, ya que su hábitat natal es una de las zonas más frías del mundo. La floración es especialmente rápida, estas condiciones las han forzado a no depender de horas de luz ni de temperaturas, crecen y florecen sin importarle ningún otro parámetro que su propio ciclo vital.
